Lo extraño, sensación inefable son sus besos
esa caricia que furtiva desliza en mi recuerdo,
extraño cada tramo de su piel azul canela
que me habla de sus gestos y emociones,
lo extraño en su risa canto de alborada
compás sobre mis ojos que invitan a quererlo.
Extraño su alma de niño necio aventurero
en la promesa de esta deuda que acrecienta
el deseo de su cuerpo desnudo sobre agua,
extraño el goteo de mis ojos al zumo de su tiempo,
los instantes en que juntos nos hacemos
uno al otro en la entrega del contacto con la vida.
Extraño su voz sobre la almohada a mis ojos
sus preguntas que saben a versos de confianza,
su mandálico respiro que apura la paz a mi osadía
extraño su propósito en el revuelo de su luz
ese brillo que nace en albedrío para el viento
extraño la tibieza de su alma campiñera.
Lo extraño, si, extraño cada palabra que nace de su boca
en la respuesta que inquieta mis antojos
extraño su cuerpo, su voz, su todo, aun sin nada
lo extraño en el silencio de guardarlo eterno mío.
sin más prisa que esperarlo en la gota que me escribe
sin más afán que el tiempo cómplice de sábanas
lo extraño, si lo extraño y aún más lo extraño
con la extrañeza de extrañarnos en la entraña.
Laura Gil