Colmena de varios patios
preñada de puertas celestes y párpados viejos
lamida por la sal de los recuerdos
vuelves.
Encubrías a la bella infiel noches eternas
en tu vientre de piedras planas
disimulabas las aceitunas de sus lamentos
sus besos de caramelo
y las begonias
de sus honduras y sus colinas con piel de uva.
La cola fría del viento abría los ojos tuertos
de las ventanas
las frutas de hambres tempranas descascaraban
la sed salada de tus sábanas blancas
y la tía de piernas largas - yendo, nunca viniendo -
inventaba desconocidos vértigos
en el pozo de tu mirada.
La aparecida cubierta solo con una manzana
sintonizaba el viento con algún confín oscuro
y las niñas de ropa negra disfrazaditas de pena
rasgaban las vestiduras en las paredes empapeladas
mientras tus ojos niños
se rompían de tanto viento.
Los poetas malditos quemaban sus horas largas
marqueteaban los muebles con dedos de cigarro
y otro noctámbulo gris en el tumbado abierto
no podía cerrar los parpados huecos.
Ayer pasé y ya no estabas casa colmena
te tumbaron de un golpe
te convirtieron en una sola sombra plana
no te dejaron ni el aura.
Presiento que por fin podré dormir tranquilo
ahora que los habitantes de tus entrañas
vagan de día en mis ojos
definitivamente abiertos.