Latino

Llegas

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Llegas en el gesto intencional de las caricias.

Me rescatas del silencio y la agonía.

Llegas con ánimo irrefutable de arco iris;

coloreas mi tarde con entusiasmos

y mis horas en el lienzo de los verbos.

 

Llegas –suspiro- a atrapar mi fantasía

que erguida tras un mediodía de sombras

se esmera en retiradas deshonrosas

y atardece sin lanzas ni fronteras.

 

Entonces llegas…

y arrebolas de tardes el entusiasmo

con alondras despejadas en las horas

y retratos de perdón en mis pinceles.

 

Y es que arribas –esperanza sutil-

a despertarme con dulzuras y palabras

-tenues caricias y suaves palabras-

como cirros algodonados en mi cielo

y penumbras deshechas por la magia.

 

Y  así… te reconozco en el aire

pronunciado de tu nombre

- gozoso y noble como castillo-

y te descubro en el alma

prestada por la imagen,

que perdura hasta la noche

y la madrugada

entre rítmicas palabras.

 

Entonces,

vuelvo a la tarea del regazo compañero

en el labio proclive al deseo

de la rosa con llamados genitales.

 

Entonces… me acomodo a tus deseos y exigencias

a los ritmos impuestos por tu afán

a las horas de consuelos y desvelos

a las noches de insomnio y de abrazos.

 

Y vuelvo a la tarde siguiente

a reclamarte para nuestras horas del encuentro

a esperarte en el aire tan manso del horizonte

a llamarte por tus colores y tu piel,

 

a llenarme de tu tarde y de tus labios

y… a renombrarte con el oficio de la palabra.