carlos nivardo

A la muerte

Con mi último aliento soy capaz de verte,
Algunos te odiaran
Pero para mí es imposible no quererte;
Con un beso tuyo, apagas mi corazón;
Deslizando levemente tus manos, arrebatas mi razón
Mi alma viajara tranquilamente a tu lado,
Este viajero se despide amargamente como cualquier soldado;
Recordando en cada paso, un fragmento de felicidad
Alzando la mirada en forma suplicante a mi deidad.

 

El miedo es reemplazado por paz
Siento que me he desecho de un enorme disfraz;
Mis cadenas rotas aún resuenan sin cesar,
Entumeciendo mi cuerpo, haciendo imposible el poder girar.

 

Desde la cima sideral
Compadezco a los seres del mundo natural;
Con tanto sufrimiento y pesar
El mundo se corrompe y no lo quiero atestiguar

 

Oh, odiada y temida muerte;
El mundo calla tu existencia
Y tú te presentas en silencio,
Acarreando contigo un ramillete de corazones

 


Tu mirada se refleja en una gota de lluvia,
En un triste invierno
Pero no solo traes penuria
Ya que me liberaste de este infierno.

 

A la sombra de un árbol pudriendo
Un edén de rosas va creciendo;
Con su perfume atraes a la vida siempre altruista
Un obsequio de la muerte, mal vista.

 


En un amanecer o anochecer cualquiera,
Te sentaras a mi lado
Y cuando te vea con mi último susurro
Podremos charlar y reír en paz.