Hugo Emilio Ocanto

*** ... Y dejamos de serlo *** - Poema - - Autor: Álvaro J. Márquez - - Interpreta: Hugo Emilio Ocanto - - Grabado -

\"El recuerdo es inmortalidad, es un motivo/ que sólo te inspira a vivir,/ porque si te recuerdo me siento vivo,/ si me recuerdas… no puedo morir\".

 

Por caminos paralelos viajaban nuestros destinos,
por esa razón desde muy niños fuimos vecinos
y además, todos nos veían siempre muy unidos…
Tanto coincidíamos en nuestra manera de ser,
que llegábamos incluso hasta a parecer
unos noviecitos muy comprometidos.

 

Pero de eso tú y yo no sabíamos nada,
la vida la teníamos como pintada
para estar muy juntos todos los días.
La risa de ambos también nos unió,
pues te hacía reír todo lo que decía yo
y a mí también, todo lo que tú decías.

 

Éramos niños sin malicia en nuestras mentes,
intercambiando algunas miradas muy inocentes
y sonrisas llenas de tanta ingenuidad…
Tú jugabas a ser doctora, yo al policía,
en un mundo nuestro de total fantasía
donde absolutamente nada era verdad.

 

Yo a veces no pasaba del portal,
pues por haberme portado mal
me imponían un duro castigo…
Y tú podías hasta verme llorar
porque no me querían dejar
salir a divertirme contigo.

 

Jugabas con tus muñecas en casas chicas,
yo reunía siempre todas mis canicas
en los bolsillos de mis pantalones.
Más de una vez te invité a jugar yo
pero tú muy seria me decías que no,
porque ése era un juego para varones.

 

A veces también discutíamos,
una pareja de loritos parecíamos
pero no duraban mucho nuestras riñas.
Tus muñecas querías compartir,
mas yo no las podía recibir
porque eso era juego de niñas.

 

De pronto un día todo nos cambió,
la vida que nos unía nos alejó
y no nos vimos por varios años
y un día volvimos a estar frente a frente
y tanto tiempo no fue suficiente
para vernos como dos extraños.

 

Habían quedado atrás, en la distancia,
todos nuestros juegos de infancia
eran páginas leídas y ya cerradas.
Se mantenía aún nuestra risa,
pero ya no había ingenuidad en la sonrisa
ni inocencia en las miradas.

 

Ya no había canicas en mis bolsillos
ni éramos ambos dos chiquillos
pendientes sólo de un juego…
Atendimos a la promesa los dos
de convertir aquel lejano adiós
En un prometedor hasta luego.

 

Dejamos salir con mucha ansiedad
sentimientos que por razones de edad,
Habían estado siempre ocultos…
Y fue así como aquel amor inocente
se convirtió con los años de repente,
en loca y ardiente pasión de adultos.

 

Tenemos recuerdos que no quieren irse
de dos niños que querían volver a reunirse
y les bastó con sólo quererlo…
Para darse cuenta de que eran pequeños,
inocentes hasta en sus sueños
…y un día dejaron de serlo.

 

Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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Publicado el 13/8/2015
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