Kfeprieto

LA BENDICIÓN DE MI MADRE

La bendición de mi madre

 

Cada mañana, en la tarde,

y cada noche al partir

me acerco a ti a recibir

El habitual “Dios te guarde”

Salgo de allí haciendo alarde,

seguro que es esa unción 

infalible protección 

que al mal logra conjurar,

Nunca me habrá de faltar,

mi madre, tu bendición.

 

Cuando mis viajes emprendo

en ruta hacia algún destino, 

al recorrer el camino 

hago lo que de ti aprendo.

Lo hago así porque comprendo 

el valor de tu lección.

Lo digo por convicción,

yo siempre te he de emular.

Nunca me habrá de faltar,

mi madre, tu bendición.

 

Cuando duermo, tu figura

en mis sueños aparece.

Mi ser todo se enternece 

al ver tu sonrisa pura.

Despierto y aún perdura

en mi mente la visión

y canta mi corazón 

de alegría al comprobar,

que nunca habrá de faltar,

mi madre, tu bendición.

 

Tu sillón está vacío

pero al pasar por su lado

creo escuchar, con agrado,

tu voz diciendo con brío,

“Dios te bendiga, hijo mío”.

Llega con gran emoción 

cual melódica canción 

que a mi alma hace arrullar.

Nunca me habrá de faltar,

mi madre, tu bendición.

 

Tu bendición, madre mía, 

siempre la llevo conmigo.

De tu principio al abrigo

yo me guío noche y día

y jamás me alejaría. 

Dios te asignó la misión 

de su representación 

para mi ruta alumbrar.

Nunca me habrá de faltar,

mi madre, tu bendición.