Ivette Troncoso

AQUELLOS TESTIGOS...

 

Le contamos a los faroles de la ciudad qué tan importante era para nosotros nuestro amor;

nos brindaron su luz en cada parada con la tenuidad del romanticismo entre sus hermosas calles. 

Nos dijimos promesas entre besos, y sólo fueron testigos nuestros labios. 

Ven!  Bésame la boca con tus besos de azúcar y embriágame con tu perfume. 

Ya la luna me envidia!  Qué gran amor! Que lindo sueño!

Mañana quiero soñar otro paseo más, contigo!...