Isis M

Sin piedad, llévate todo... viento

 

Llega la noche y el viento arrecia, quizás son vientos de Cuaresma muy de la época del año. Pero hay otros vientos que arrastran, vacilan, carcómen cimientos. Son vientos internos, de esos que no sabemos explicar pero ahí están. Algunas veces nos agotan, nos dejan sin fuerzas y sin rumbo. Otras veces nos muerden las alas y caemos, sin fuerzas. No podría aconsejar en tales casos, si es mejor quedarse quieto o revelarse contra ese viento despiadado que hurga profundo donde duele más. Sólo tengo la certeza de que pasará, definitivamente si. Y con su paso, pensando que quizás nos derrota, tal vez es bueno el viento cuando se lleva a la eternidad un sueño roto, una angustia inclemente que yace cotidiana a la espera de los nunca. Quizás debamos agradecer que sea violento como cuando queremos olvidar de forma súbita un mal paso, una errada decisión o simplemente la estocada que duele en la espalda. Hay viento y quiero quedarme quieta, sé que con él se irán mis desgarrados harapos tras el batallar diario. Le empaco a este viento, todas las cartas que ya no puedo leer porque mis ojos están secos. Le amarro fuerte el baúl de tantos poemas que escribí a un sin nombre y sin porte. Puedes acentuar tu fuerza, viento, es hora que no escatimes un segundo de piedad y te lleves de una vez, lo que mancha y apisona. Buen viaje y esparce lejos de las almas dolidas toda la escoria que portas, pues no se admite mudar de un alma rota a otra.    

 


La Habana, Cuba
27-03-2018
Isis Marilys Alvarez Silva