Vicente Martín Martín

SERENAMENTE TRISTE

SERENAMENTE  TRISTE

 

porque sé que me pueden cortar los dos pies y una mano

y aún tendría la otra,

 

porque sé que si callan de repente los ríos

y enmudecen las fuentes

me quedo con los pájaros,

 

serenamente tiste por los cerezos malva,

por las corbatas rosa,

por los lagos ventrílocuos

y las fábulas persas,

 

porque el viento y la lluvia están llevándose

los muros de la casa

y aún resiste la higuera,

 

porque están los hangares atestados de grises diplomáticos

y espero a los mecánicos de la melancolía,

 

porque aumentan sin tregua los coleccionistas de absurdos

y crece la rutina de las lamentaciones,

 

serenamente triste por los expendedores de cerveza,

serenamente triste por los niños de leche y por la madres autistas,

serenamente triste por la soledad de las catedrales y las nieves astutas,

 

por la intranquilidad de los ahogados,

por la temperatura de los necios,

por el bouquet que dejan los vinos que nunca he de probar,

 

por todo ello.