Yo era escritor y estaba enamorado de ella.
Ella era buena, aunque a veces me hacía pasar malos ratos;
era bella, aunque a veces se le veía algo sombría;
era luminosa, aunque todos los días
mostraba su lado más oscuro;
a veces era cálida, a ratos tal vez demasiado;
a veces se la veía triste y a veces era fría.
De vez en cuando lloraba,
pero eso la hacía inspirarse
y pintar nuevos cuadros.
Ella era artista: hacía música, pinturas,
hacía esculturas y bellas danzas.
Estaba enamorado de ella y,
un día, luego de muchos años juntos,
ella me dejó. Ella era la vida...