DEMÓDOCO

EXCEPTO ELLA, TODAS SON PRECIOSAS

 

Por Alberto JIMÉNEZ URE

 

La vi proferir improperios en el pódium,

Desaliñada pero sin que su ropaje luciera harapo.

 

-«¡La Derecha no volverá, maldita perra!»

-Repetía, necia y persistentemente.

-¿A quién te refieres? –la interrogué-.

¿Quién es ella, a cuáles asuntos se dedica,

Fue una infiel y abusiva pareja contigo?

 

Se levantó de su silla y corrió hacia mí

Para abofetearme y acusarme de espía

De una agencia central de inteligencia.

 

-¿Si la Universidad de Los Andes lo es,

Discúlpame señora ponente? –la espeté.

-«¡Las milicias si son patriotas,

No las peluconas ni maricones

Que hablan como sabios!» -respondió.

 

Entre los asistentes a la conferencia,

La mayoría de las alumnas y profesoras

Se levantaron de sus butacas muy derechitas,

Mientras los hombres evadíamos los hedores

Que emanaban las flatulencias de la invitada.

 

El Rector de la Universidad de Los Andes

Ordenó que buscasen a esa tal «Derecha» para

Sacarla del «Aula Magna» donde el bullicio

Impedía que el evento académico prosiguiera.

Empero, no pudieron distinguir quién era

Por cuanto todas las damas presentes

Estaban en silencio, a la expectativa y derechitas.

 

-¡Hasta la Victoria Siempre! –gritaba un grupo armado

Que disparaba hacia el almacén de las togas y birretes-.

¡Así, así, así, con pólvora es que se gobierna, así, así, así!