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Poeta

Permiso señor, para ser mi musa, por favor.

Ahora aquí confesa, te expreso lo siguiente:

¨Haces el amor con las palabras¨.

Te leo, te releo... de día o de noche 

y el porqué aún no descifra

la necedad de leerte.

Absorta entre las dunas que versas,

deduzco fugazmente que tus manos son benditas.

Tu verso por instantes,

se vuelve insaciable y de pasión desmedida.

¡Caníbal!

¡Sinvergüenza!

¡Caníbal!

¿Acaso tu fortuna no es la envidia de cualquier jardinero?

¡Estoy confundida!

Sigo leyendo y no puedo discernir.

¿Será delirio e insistencia también?

¿Suerte, vitalidad o arrogancia al fin?

Tu experiencia es agresiva,

sórdida y fulminante.

La conmisceración y el extásis

de tu ser, comulgan fielmente

bajo el secretismo y la belleza de la misma cofradía.

¿Cuántas conciencias perturbaste?

¿Cuántos torsos esculpiste?

Tu ojo de niño se esconde,

bajo el crisol de un juicio.

Sólo existe certidumbre en la nada.

La sangre tibia es bebida

y derramada en la comisura de un caníbal.

Regurgitas asiduamente el sentir,

tus versos recién cortados son cataplasmas

para todo aquél que teme vivir.

Pienso en la luna y temo por ella,

ves debilidad y sé muy bien que hoy,

pretendes preñarla de palabrerías.

Tu alma sensible te acompaña a todas partes,

ejerces la humanidad sin pretensiones,

la pobreza intelectual te obliga a decretar lo siguiente:

¡\"No me tomen como ejemplo\"!...

Mi corazón no conoce la modestia.

 

L.R.G

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