Amor, he aprendido a amarte
a pesar de la distancia
y suspiro tu prudencia.
Mas trastorna tu mudez
y no es por tu lejanía,
es por tu feroz silencio
donde comprendo tu ausencia.
El destino fiel oculta
nuestro fogoso secreto,
él, en total discreción
observa nuestra pasión
que siempre nos profesamos,
y la misteriosa noche
se reserva el fiel derecho
al ver nuestra devoción.
El alba feliz sonríe,
el entusiasmo no, no habla,
tiene prudencia... Se calla.
Mustio le susurra al viento
que guarda nuestro misterio,
sin cuestionar nuestros actos.
Los mantiene suspendidos
entre nuestras emociones.
Más no puedo contener,
lo que este tiempo amordaza.
La verdad he de callar,
la pausa me delimita,
porque tengo que acallar
lo que mi alma ardiente siente
en el desbordante grito,
al pensarte con sigilo.
¡Sabes! Te he de confesar…
Pronuncio tu nombre en voz
baja con total pasión.
Te hago mío con mesura
y disfruto del placer
de tus fervientes sentires,
porque aprendí a disfrutar
de ti, al gozar de tus actos.
© Magali Aguilar Solorza
(Quiet Night)
Sábado/Marzo 5/2016 1:28:23 p.m.
Autora mexicana