Nada tengo que ofrecerte
pues carezco de riquezas,
tengo escasa inteligencia
y mejor no hablo de belleza.
Lo fácil sería decirte
que te ofrezco amor infinito
que mi corazón es tuyo
y que seré tu esclavo eterno.
Pero no quiero ser cursi
y menos aún ser un pedante,
ni tampoco tengo ganas
de mentirte ni engañarte.
Tan sólo quiero decirte
lo que siento en este instante,
y es que tú me gustas mucho,
tanto cómo para enamorarme.
Y que todo cuánto te ofrezco
no serán falsas promesas,
ni será el cielo o la luna,
ni que tendrás cuánto quieras.
Yo te ofreceré respeto
amarte si así lo siento,
fidelidad mientras te ame,
y serte siempre sincero.