Andrea Valentina

Vidas y días

Están aquí con su ojo de lluvia desangelado,

sus finas manos de hielo,

y esos cuerpos empapados.

Quieren oír que somos seres inacabados de rodillas,

que no terminamos de nacer hasta morir,

y que vivimos en la fragilidad de un rayo.

Pero tienen que saber,

que soportamos huesos de manos cansadas,

que podemos cantar, crecer y hasta caer

con los pies erguidos en el pastizal.

Y nos tiene que dejar

por ser abrigo volvernos fuego,

por ser más libres, sentirnos mar