Ella solía empalagar en almíbar
a quien la hiciera sentir lluvia,
a quien la besara con locura
dejaba empeñado su corazón…
Su pasión era no dejarse querer
porque no iba con su paraíso recibir,
Decidida a inventarse día a día
dejaba todo hasta en su agonía
la felicidad, solo para verlo feliz…
Algunas veces recibía espinas con flores
flores sin espinas no le caían tan mal,
ella cansada no quería ni pensar
si la soñaban, si la dormían…
Aun así con temblores luchaba
como una leona en barrotes de cristal,
no se sentía ni tan bien, ni tan mal
cuando llegaba la luz a su sombra…
No sé, pero todo ya le daba igual
con el tiempo entendió a no entender,
porque las palabras son acentos de voz
mas no caricias de espuma y de atardecer,
y siguió dando todo como ella, como yo;
ahora si sonreía y a la verbena de la despedía
se fue la nube, levanto la mano y nunca más llovió…