Acepta uno su condición de sombra
su status de fantasma
su licuescencia última
y baja la escalera con cuidado.
Admite uno su espalda
y su torpeza
su lumbágica escena
su silencio.
Uno recibe el mundo
sin protesto
y se acostumbra al agua
y a los pájaros.
Hasta que un día
hay un día
en que nos ha olvidado
el universo.