Inexistente

Con el discernimiento.

De hoy hundirse la tierra
tengo ganas de decir que no me importa.
Me refreno y pienso
-¿Por qué dirías eso?-
porque yo no seré eterno
y hoy es cuando se ahogan mis uvas
en la copa del desistimiento
-¡Pero están los tuyos!-
¿Los míos?
-Sí…, los tuyos y los suyos de los otros; los que quedan,
lo que ellos piensan también cuenta-
pero…¿Nos hemos tomado en cuenta?
¡Para dañarla quizá!,
(y hasta en eso tengo mis dudas….
hay quienes le hacen más daño que yo)
no para salvarla de su hundimiento.
Entonces lucho con mi discernimiento
¡Está bien!, ¡Qué no se hunda!
Que ahí van quedando los míos y los otros de los otros
y para un tiempo también yo
no me rebelaré, (no antes que ella).
La estamos hundiendo todos juntos
y todos juntos hundidos con ella.
Hay que darle más vueltas a este asunto,
¡Salve! de tanto pensarla
hasta ¡Salve la tierra! ¡Salve!
¿Por qué ha de morir el mundo
a causa de tan solo un mezquino pensamiento?