Perséfone.

Estoy ciega.

Estoy ciega. O al menos esto comprendí hoy.
No ciega del derivado en el cual se me impide distinguir colores, objetos, luces, personas y demás. Sino ciega del entendimiento, ciega de la razón. Es como si una parte de mi me impidiera ver las consecuencias de algunos actos y desiciones tomadas por mi hace tiempo. Es como si una parte de mi supiera que me he estado equivocando, pero su opuesta se niega a verlo así. Entonces amigos, observenme aquí. Totalmente ciega y de una forma aún más escalofriante. Ciega a el cambio, ciega a la razón.