¿Qué dolor de labios como en renta
acompaña a los amantes no olvidados?
¿Qué fuerza intempestiva les seduce
para despedirse entre sí a la medianoche?
¿Y qué aprisionan, solos, los amantes?
¿Por qué si son amantes, no se aman?
¿Qué nido de buitres enfadados
acechan, corazón, a los amantes?
¿Qué ojos, que, extrañando a otros ojos
nublan con sal la fiel mirada?
¿¡Qué amantes se perdieron en la noche!?
¿Cuántos prófugos se hicieron cómplices
de dientes que probaron,
de bocas que tocaron
y de manos que mordieron?
¿Qué maldición acompaña a los amantes
que buscan en diez dedos cuatro manos
y en una sola cara, cuatro ojos?
¿En qué momento entregan la ternura
que juraron dar al amor primero?
¿Por qué el hechizo puede más que la verdad?
¿Por qué sin ser esclavos se esclavizan?
¿Por qué se visten de verdugos asesinos
de corazones que jamás fueron culpables?
Y al final de la trágica novela
¿A dónde van esos amantes de los amantes?
- Noel Salinas