raul alfredo

Rendido...

Sucumbiendo en la avidez

de hidratar mis labios

sediento del cálido sudor

que brota de tu dulce piel,

humedad que subordina mis besos

al apetito insaciable de cobijar en la miel

que sitúa a mi boca

en la desesperada y loca

ambición de embriagarme de placer

catando el inigualable sabor

que germina en la venerable intimidad

y agoniza en el exigente paladar

que garantiza...

¡¡tus ganas saben al mejor de los vinos!!