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\\\\\\\"Impávida\\\\\\\"

Sentía que no congeniaba con la gente, pero le daba igual…Lo cierto es que se sabía distinta a todos los demás. No empatizaba con nadie ni tenía la necesidad de hacerlo. La verdad es que todo le daba lo mismo. La sensiblería de la gente le daba risa y se sentía totalmente inmune a la hipocresía y a su contraria, la sinceridad. No le daba pena nada de lo que le contaban, las desgracias ajenas poco le importaban siempre y cuando no le afectaran a ella.

La amistad le era totalmente indiferente. No se ataba a nadie y a nada. La decepción no entraba dentro de su consideración, y poco le importaba si era ella la que la causaba…

No tenía necesidad de cariño, y no entendía el amor y menos aun la pasión. Odiaba cuando le daban la paliza, con lloros y desconsuelos por el amor no correspondido. Atendía simplemente a sus propios desahogos sin importarle las cicatrices que pudiera dejar en los demás….

Su noción del bien o el mal, era muy relativa. No entraba en absurdas divagaciones; lo que quería lo conseguía sin entrar en consideración de si los medios para alcanzarlo pertenecían a uno u otro bando….si lo que conseguía era para su propio beneficio, ¿qué importaba todo lo demás?

Tampoco había sentido nunca esas sensaciones que se decía que existían al recibir un beso, una caricia, una atracción...Todo ese cuento de mariposas en el estomago, cosquilleos en el bajo vientre, palpitaciones, deseo incipiente de poder tocar….jamás lo había experimentado y hasta le parecía un sinsentido, así como una muestra de debilidad por parte de quien lo sentía.

Nunca se reía…. ¡para que hacerlo!...tontos sonrientes pensaba…a veces se obligaba, venciendo sus propias resistencias, a dibujar una estúpida sonrisa social, para evitar dar explicaciones de porqué jamás sonreía…era consciente de que la cortesía, así lo exigía, y simplemente curvaba los labios en una fría sonrisa, y así cumplir….

Tampoco lloraba nunca…no había lugar a ello. En más de una ocasión había visto desprenderse a raudales, transparentes lágrimas de ojos ajenos , y tenía que reconocer ,que ello le generaba una curiosidad morbosa por saber cómo sería la sensación que esas calientes y húmedas gotitas causarían resbalando por su mejilla…

No había sentido jamás la llamada del corazón, sencillamente porque no lo tenía…..impávida e insensible proseguía su vida….