A. Martinez

AƱoranza.

Para espantar añoranzas,
escribo mientras duermes,
sentado en medio del recuerdo,
mientras, el silencio y el frío
se confabulan para odiarme.

Todo es aroma tuyo
en el aire delgado, donde
sueño y realidad se conjugan
para intentar nombrarme,
para sobornar a la dormida noche,
y dejarme caer entre
tus más íntimos deseos.

Así, en la estirada espera,
escribo, mientras tu boca inmóvil
desespera mis oídos, que sólo
escuchan, la visión cerrada
de tus ojos cazando sueños.

Y pienso, que tus sentimientos
tal vez me anhelen, y me hablen;
mientras, pasan las horas
clavadas a tu ausencia,
entonces, balbuceo apenas
estos trozos de poesía.

De pronto, el sol grita su luz,
llegando el amanecer a tu sonrisa,
que despierta blanca,
en un milagro de sonidos
que refrescan de un beso mi mañana.