Jesús Lantigua

MOJADOS

 

Me tocaba con la punta de sus senos,

demorando el roce sin recato,

oliendo a pomarrosa

y a tarde empapada.

Su vientre excitado

palpaba mis deseos

con estrechez de mojado vestido,

bajo la lluvia que nos calaba.

Y con la sonrisa seductora

resbalaba sobre mis tegumentos

insinuando, en silencio,

la querencia del beso.