Jesus A. Cruz

EL PRIMER AMOR

 

Digo yo, digo yo, si, digo yo,

que el primer amor es eterno,

nunca termina, es constante,

se parece a un vals:

preciso, elegante, con música de fondo,

entre dos personas hablándose

únicamente con los ojos que hacen

contacto con las manos y pies.

 

Ellos danzan.

Sus ojos brillan.

Su respiración es tenue, cálida…

 

La sintonía sigue y sigue y ellos también,

se mueven conforme a la música

y cuando esta acaba ellos bailan, bailan,

viven y bailan los últimos pasos,

 

y la música termina pero el vals sigue...

Digo yo, si, digo yo,

así empieza el amor,

es en ejemplo nada mas,

aunque como Jaime Sabines

escribió una vez:

“yo no lo sé de cierto... lo supongo”