José Antonio Vilela Medina

El tiempo de la salvia

En lo más vasto del páramo
risueña de amor y templanza,
una flor de salvia adorna
como un manto azul, esperanza.

Y de los montes glaciales
de donde nacen los ríos sustanciales,
que recorre por los ribazos
fecunda esta tierra, en un fuerte abrazo.

Y la flor a pesar del frío y la neblina
arrostra con denuedo tal clima,
y espera al sol en lontananza
sin tardanza, comparsa, ella danza.


Y la luna blanca, sonriente y llena
conduce como faro al río en su corriente,
y la salvia bajo luz de nácar y alabastro
muy altiva y oronda su amor, casto.


En su alma lleva la cura
ella lo sabe, y trémula,
atisba al ser de conciencia y alma
que arrasa con la tranquilidad y la calma
levantando árboles de piedra y plaza.

En lo más vasto del páramo
se observa la flor de salvia,
hojas azules marchitas, sin esperanza.