Sandra Lopez Paz

TIEMPOS

 

Ahora,

que el tiempo

duele

        y me espera

te recuerdo,

apoyada en el amor

que  nos rodea...

 

Es la hora

de atravesar

los límites

pausadamente.

 

De ceder

al descanso

que impone la vida.

 

Hay una voz

detrás de las cosas

cuyo eco se acaba.

           Pero las noches siguen encendidas.

 

Estamos solos

en esta historia agridulce

que se desprende de los techos,

se descuelga de la lámpara,

poseída por la eternidad acumulada

en las sombras.

 

 

Hay lugares

donde nunca llegaron mis manos

           - los dejo para la otra vida-

y , sin embargo, guardo en ellos

una lágrima verde

para la siembra ulterior

a mis palabras.

 

Ellas, paradigman mi  tiempo

que comienza-ahora-

a  exponer su llanto

en huesos puros.

 

Declaro

la constancia

inaugural

sobre las tardes

moribundas de deseo.

Fue lo que ha salvado

el árbol iracundo

y la flor

y la noche monocorde.

Esa constancia

imposible

que me resguarda

de los acantilados.

 

Todo está

-injustamente-

ordenado y triste,

para nombrarte

lleno de sueños

y de ansias vacías.

Un cuerpo arrojado

a su fin,

un corazón sereno

yendo a la nada.

 

Y el amor,

por decisión unánime

de mis días,

para que sea aquel planeta

que nunca tocarán mis ojos,

           la hostia, acaso el cielo

queda suspendido -también-en la memoria,

fuera de la línea

de la vida.