Julián Riveira Dosártes

Suscitada

¡Te estremecía mi pasión!  ¡Suscitaba tu piel dorada!   

Un día. Tu alma apuntó hacia mí.

Centrado en mí, ¡disparaba!   

La bala moldeó un corazón de arena en mi ser...  

Me advirtió: «Vos no podés perder...¡Jugá!».   

¡Entonces jugaba yo!  

Jugaba en tu playa de avena y suscitaba tu imaginación...

¡tan promiscua como la «guayaba» y el sol!  

 

¡Y me moldeáste con tu calor y celo!

 ¡Ay, cuánto gocé al tenerlos!   

 

¡Y moldeé tu firme culo y jugosos labios

y senos con un sinfín de caricias y besos! 

¡Ay, moldeé tu alma dorada con mis versos de nácar!  

 

 

¡Todas las tardes temblabas!  

¡Ay! ¡Cómo temblabas mi dama

de fuego suscitada en mi cama!  

¡Te estremecía mi pasión! 

¡Ay, me suplicaba tu piel dorada! 

  ¡Ay, pero mi inerte pasión

—un día— quedó suscitada!

 

Facebook.com/jardosartes