Maryrios

Ese hijo desaparecido, pudo haber sido el mío.

Ese hijo desaparecido, pudo haber sido el mío.


A dos años de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la tierra sigue oliendo a dolor, a sangre y a impotencia.

Los pasos de los padres arañan las entrañas de la geografía de este país en la búsqueda incansable de sus hijos, no desisten, aunque vivan con el corazón triste y los tiempos rasguen sus carnes.

Su protesta y su lucha son un himno de amor y esperanza.

No hay abrazos que alivien sus angustias ni palabras que conforten sus almas.
No hay espacios más inhóspitos que no hayan pisado ni oración divina que cure su dolor.

No hay mirada que no se haya levantando hacia el Creador para preguntar ¿por qué mi hijo?, ni noches en que no los hayan soñado.

No hay cielos en este mundo donde quepa tanta sangre, tantas tumbas, tanta injusticia y tanto silencio como en el cielo de este México sordo, donde la ineptitud, la hipocrecia, la doble moral y la complicidad han sido denunciadas por los padres de familia sin tener respuesta.

A 730 días de este crimen de estado, que podría considerarse de lesa humanidad, pareciera que la memoria de México se tragó los recuerdos.

Acaso, ¿hace falta amar como ellos aman a sus desaparecidos para entender su peregrinar y el infierno que viven?, ¿Cuántos más, tendrán que caer para despertar y unirnos?

Ese hijo desaparecido, pudo haber sido el mío. Por eso, desde mi corazón me uno al dolor de su lucha y a su exigencia.
                                                                                                                                                                                                     Maryrios Ríos.

#NiperdónNiolvido.
#Justiciaporlos43.
#Todossomosayotzinapa.