Erika Mendoza

Mutismo

El galardón ha terminado, los labios se han sellado, las tumbas guardan la monotonía deseada,

el silencio nocturno reina en aquella ciudad, las almas lloran, los cuerpos huyen,

caen las paredes y los escasos vivos desean la muerte.


Todo es silencio, caos y silencio.


El fuerte ignora al débil, al feliz le es indiferente la tristeza del dolido,

la mujer tiene ya diez hijos y aun sigue pariendo,

y mientras en algún lugar del mundo,

los velos caen, se rasgan las vestiduras, las promesas pierden valor,

el agua ya no brota de la fuente y nuevamente aquel olor de la noche bendita impregna el lugar.


De estar abiertos aquellos ojos bellos, volverían a perpetuar su sueño.


E.M.