Soy el errante del mundo, si es que a esta pocilga se le puede llamar mundo, tus labios me han hecho pagar una condena, donde mis días se van en lenta agonía, anhelando los restos de una vida, los minutos pasan en este universo que se vuelve infierno, pasan arrastrando infinidades de culpas, sollozos y tormentos, transformando en demonios esas almas vacías que aparecen a su vista.
Soy el bastardo que perdido entre los vacíos del tiempo se va consumiendo, va llevando a cuestas la lastima que muchos le brindan, escuchando entre pasos los cuchicheos que de diversas bocas parten, salen como lanzas y le apuñalan el alma, le van absorbiendo los inútiles respiro que aún le dan oxígeno a sus pulmones y lo mantienen en pie.
Soy aquel que un día llevo tu aroma en su piel, el que dejaba de ser él para que tus ideales lo consumieran y le arrancaran la piel, ahora estoy aquí, errante, deambulando de la mano de tu indiferencia, me has dejado envuelto en una manta gris que poco a poco extingue la luz en mi.
Soy aquel que una vez sintió que lo era todo y ahora muere lentamente en la nada, perdidó entre los lamentos de almas vacías, perdido en los alaridos de ángeles caídos forzados a bajar y dejar sus alas a disposición de la maldad, maldito me encuentro, has sido mi mayor tormento, mi mayor maldición, por eso ahora me encuentro condenado a errar en esta inmensa pocilga, viendo al resto vivir y consumirse en la alegría fingida de unos instantes de felicidad, esperando les pase factura la agonía y la pena, serán el reflejo de lo que ahora soy yo \"un ser errante, carente de emociones y alma, maldito por las manos y los labios de mi felicidad\".