Dulce Esperanza

A VECES

A veces nada nos salva

Ni una mañana brillante

Ni una tarde nostálgica

Ni la alegría del viento

Ni el vuelo de las águilas

Ni el suspiro mojado

de mil gaviotas blancas

  

A veces nada nos salva

Ni un abrazo apretado

Ni un millón de lágrimas

Ni un verso caído

de alguna página

como testigo mudo

de un amor de fábula

 

 A veces nada nos salva

Ni una palabra amorosa

Ni un beso solidario

Ni una caricia silenciosa

Ni un sueño dorado

Es como si todo

Nos hubiese abandonado.

 

 Y es que a veces nada nos salva

De la angustia profunda

De existir para nada

Para que nos cubra la tierra

Y se nos hunda el alma