Raquel Lainez 1980

Descenso

Llegué hasta lo más profundo de mí ser,
mis venas se abrieron por tanto dolor.
Taciturna deje que mi amante
me abrazara con su manto negro
deliciosamente,
me dejé llevar.

Confundí la noche con el día,
y el día con la noche.
Mis pupilas se desgastaron
y mis labios se cerraron.

Los minutos se convirtieron en eternidad,
la eternidad en oscuridad,
y la oscuridad en nada…​