TaTa Pola

Primarzo

Te quiero 

 

así, sin predicción alguna 

a la deriva 

como rebota en tu boca

la danza que provocan

tus caderas embravecidas

como la marea del viernes 

y la primavera de marzo.

 

 

Te espero   

  

en los vientos de agosto

como un niño enamorado

con las rodillas raspadas 

y en las madrugadas de abril

como yo,

con las entrañas rasgadas

en la primavera de marzo

que debería ser a la deriva

del invierno de enero.