Vigilia para un niño pobre
Dónde puede dormir un niño es estos tiempos,
en la cama de sus padres siempre hay golpes,
en la cama de su hermano hubo un soldado
que nunca regresó por escapar de toda guerra,
en la suya hay deberes que no entiende, aunque lo intenta
y es que ve cómo el pan es destinado a mesas de otros.
Dónde puede dormir un niño, ya hecho viejo
antes de anochecer, en fábricas del hombre,
en rumbos pre fijados, en infancias
en que el futuro no es sino una piedra negra y triste
a la que lo atan para que olvide, simplemente,
ser lo que sus alas ya le indican cuando piensa.
Dónde puede dormir un niño que no sueña,
que sólo se acuesta allí, entre las hierbas,
en un río de noches de silencios
que lo ahogan mientras piensa con lo que hay bajo su pecho,
que lo hunde cuando a solas el corazón suele perderse.
Y es claro que no tiene conciencia de que piensa,
pero lo hace y lo sabrá cuando despierte ya hecho un hombre,
cuando mire hacia atrás al abrir por fin los ojos
y se pregunte dónde pudo dormir cuando era niño,
dónde pudo hallar aquel lugar que imaginaba,
si cuando era tan niño siempre supo, sin decirlo,
que cerrar los ojos no era forma
de escapar de lo que entonces, ya por niño,
por niño y niño pobre le esperaba.
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