Posiblemente mide quince segundos
tal vez más, quizá menos, no lo se exacto
nada más se que es la única fracción que tengo
el pedazo de tiempo en que siempre vivo
y después de él me vuelvo pasado, recuerdo.
Estoy, y de pronto ya deje de estarlo
para continuar estando otros segundos
en esta canoa de relojero que se desliza
por el río de cristal azul del tiempo.
No tengo futuro ni pasado
sólo tengo un efímero presente
hermoso, colorido, envuelto en silencio
mío y de todos al mismo tiempo.
Que se va cuan pronto llega
y asimismo de inmediato vuelve
Vuelve nuevo, recién nacido
Nunca vuelve un tiempo viejo.
Mi alma cabe exacta en su brevedad
en la canoa que caben todas las mentes
para hacer el viaje en el presente
de ahora en ahora hasta el fin del tiempo.
En esta canoa viajo siempre inevitablemente
aguda como una aguja va cortando el agua
en el quieto y cristalino río del tiempo
siempre hacia adelante, en movimiento.
Sea que yo haga o no haga nada
va dejando el rastro de su línea
en dulce silencio por el río de la vida
el tiempo no recrimina ni espera.
En este ahora no tengo pasados ni futuros
sólo este efímero instante
de donde van quedando recuerdos
y se atisban futuros presentes nuevos
Sólo debo quince segundos de heroísmo
Un instante con los más altos sentimientos
Una fracción de mi más finos esfuerzos
y ser santo un pequeño momento.
Creo que sí puedo ser perfecto
lo que dura un abrir y cerrar de ojos
en lo que traspasa el relámpago el cielo
en el tamaño exacto de este momento.
Y que siga el bote breve en que existo
dejando una dulce estela de recuerdos
miel y perfumes del mundo nuevo
que podemos mirar desde este eterno presente.
Y sí, te puedo dar un momento
que en todo caso es lo único que tengo
y al entregártelo hacemos uno y mejor
este viaje de boteros en el largo río del tiempo.