Fera

CONTRADICIENDO EL POEMA ANTERIOR

Cuando la luz se escudaba en las sombras.

La dama de negro le susurraba al oído

con su voz de domingo por la mañana:

creo que es aquella, la víctima perfecta,

mientras el se acomodaba el saco.

Se abrió paso entre las almas perdidas

y atracó frente a ella, afanoso de mirada

Encumbró su belleza con un gesto

perverso disfrazado de ternura

Le arrebató una sonrisa

y la echó al bolsillo con su mano fría.

La muchedumbre conocía el espectáculo

los novatos presurosos apuntaron la técnica.

El le atrapó la inocencia con los versos de otro.

Le estaqueó la conciencia con una rima estilizada

y  le cubrió de espinas.

Venció en el Coliseo de verano, sin armas.

Celebró la victoria con un trozo de carne

Los sueños de ella se acurrucaron en el horizonte,

descansaron sobre una línea,

reposaron bajo un manchón oscuro de no se qué

 lejos, muy lejos.