Roger Jaine

SIN PERDÓN

Para cuando el sol reaparezca

y las nubes sean un adiós que se disipa

ataré mis manos a tu muda cintura

que escurrirá como un soplo entre mis dedos

para clavarse muy al fondo 

de mis más íntimos versos

aquellos que dedico muy de vez en cuando

en homenaje a lo profundo

a la cresta de la ola de una espera

o al disparo seco de tu visita en curso.

 

Sé que extravié mis pasos

y me hundí en un desconocido lodazal

donde respiro entre ahogos sin tu aire

allí donde cualquiera negaría su perdón

salvo tu alma presente en todos mis ocasos.

 

Te pude encontrar tras despojarme 

de espejismos fantasías y locas altanerías

hallé tu mano compasiva ingresando a mi infierno

para dar alas otra vez a mis palabras

que se vaciaban en un charco de silencio

por todo y más te amo más que al alma mía

más que a los versos que hoy te escribo

y espero la dádiva de tu caricia inmerecida.

 

 

Roger  Jaine