Diaz Valero Alejandro José

Dolores propios y ajenos

 

En su rostro viejo

de piel curtida

tiene cabida.

el dolor ajeno

.

En sus vividos albores

ni en sus ocasos,

fueron escasos

los dolores

.

Como si las arremetidas

de sus dolores hirientes

no fueran suficientes.

para su vida

.

Así, ante dolores,

propios y extraños

va aquel anciano

sin mostrar rencores.

.

Masticó sus dolores,

y los de otros,

reflejando en su rostro

los sinsabores.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela