EL CABALLERO DE LAS LETRAS

LA ENTREGA

Y sucumbió el ocaso congelado 

en el ardiente estío 

que se fraguó en nuestros besos. 

Entre el viento acariciante

sobre el frenesí de nuestras pieles,

invocando el derroche de una entrega, que fue.

 

Los pétalos que pactamos, 

fue el panacea de mis yagas

al encumbrar nuestras almas, al amor.

Fue el amor en nosotros el idioma del cielo.

Fue el amor en nosotros

la entrega que fue.