ÉRASE UNA VEZ UNA COSTILLA MENOS EN UNA JAULA,
AMPARANDO LAS ENTRAÑAS PODRIDAS EN ECOS,
ESE SONIDO COTIDIANO, REPETITIVO, ABURRIDO
QUE DESGARRA LA CARNE, INVENTANDO VICIOS
MIRANDO EL PAVIMENTO CERCAR SUS OJERAS
TRUNCANDO LA REALIDAD EN UN SUEÑO VOMITADO
EN LA ORBE CRECIENTE DE UN PALPITAR DESGRACIADO
EN LA MÁQUINA PUSILÁNIME ENTERRADA EN EL PECHO,
ALLÍ DONDE LAS BESTIAS SE PONEN EL DISFRAZ DE LOBO
SIENDO OVEJAS OFRECIENDO SU CARNE ENFERMA
AL MEJOR POSTOR ANTE UNA MIGAJA DEL CIELO VIOLADO
QUE HACE PRESERVAR LA CARA DE LUZBEL EN LA MARCA
OPERADA EN EL ALMA, EN ESA COMBUSTIÓN TORÁCICA
DONDE HACEN EXPLOSIONES LOS DEMONIOS
PONIENDO LA TIMIDEZ AL FRENTE DE LA GUERRA,
Y FINGEN EL PERDÓN, EN UNA MURALLA EN RUINAS
SUFRIRÁN LA FUERZA DEL IMPULSO, LA MARCA DE LA BESTIA.
SÍ sufres, damnificada, llorando maldiciones, pudores sexuales,
no me señales con la decadencia primitiva heredada por el humano,
el maldito ha salido de \"la tumba abierta\" analista egocéntrico,
vanidoso tedioso, indiferente INDIFERENTE, todo un personaje
un desfile óseo, distraído atropellando las hormigas que le saludan
fusilando a las moscas que fuman vicios delante de su sus ojos abandonados,
ríe, a CARCAJADAS, desde el atrio donde mira a las mariposas kamikazes
sacudir de electricidad el impetú desgarrado del Edén en tinieblas,
caballero de la muerte, en una bestia lleva su guadaña
desgarrando las entrañas en un tiempo acabado y cerrado diagonal.