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En las tinieblas de la oscuridad,
la melancolía salpicaba destellos uniformes,
que tocaban la frágil transparencia
de mi alma sosegada.
El azul lo inundaba todo, penetrando
en lo profundo del silencio.
El gris de la melancolía envolvía
la pueril tristeza de la tarde.
Aquí estoy yo, empapado de calor.
Fuera, las raíces de la tarde
atraviesan la textura del lamento.
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