Andrea Lizan

Octubre

En el cielo de una fresca mañana

escriben con sutileza

los pájaros cuando cantan.

En el cielo gris de la mañana nublada

resbalan las frías gotas

desde la copa más alta.

Los gorriones, como si nada,

se acoplan en mi ventana,

huyendo del chisporroteo

de una lluvia calmada.

Me gustaría tocarlos

y que canten

y no teman,

pero me  conformaré 

con observarlos,

sin separarse siquiera, 

aquí continúa la historia,

de una mañana,

de un Octubre cualquiera.

 

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