Heridas las palabras de tus formas,
en cuerpo imaginario que tu eres,
Una musa entre todas las mujeres,
Que no quieren cumplir ningunas normas.
Me asustas pues traes contrarreformas,
dando bienvenida a mis luciferes,
De lejos, esquinas, cerca, somieres,
donde dormimos mientras hacen hormas.
El Edén ya no está ni tan lejano,
vinimos a buscarlo sin conocer,
Que treinta pelas, era estar temprano.
Pido estemos siempre juntos sin nacer,
porque ya dejé de ser campechano,
Yo nunca te puedo dejar de querer