mapaolas

Silencio ensordecedor

Tenía frío. Mucho frío, y temblaba. Pero no temblaba por lo helado que estaba el cuarto, sino por su silencio inquietante en el que poco a poco me desvanecía. Por el frío en sus palabras. Por la distancia que imponía. Me ahogaba en la culpa y en la esperanza. Me ahogaba en mi soledad. Su ausencia se hacía parte de mí, y lo único que quedaba de mí estaba en él. Lo único que quedaba de mí, era él.