CARLOS ALBERTO BADARACCO

EN ESO SOMOS IGUALES

Me di cuenta de repente que si no te miro no miras
si no te escribo, no escribes.
Estás esperando eso, simplemente un beso;
una cálida caricia, una flor de sutil destino.
Es como una certeza que te pierdas en el camino,
cuando no tienes motivo para estrecharme la mano,
darle una luz al verano y un tierno abrazo al invierno.
Necesitas de cada afecto para sentirte adorada,
quizás sea la pobreza tuya que no te enciende el espíritu.
Necesitas de una llama que alumbre tu alma.
Estás perdida en el tiempo, sin fe, ni pena, ni gloria.
¡Qué triste la vida tuya!, ¡qué sola estás!, ¡qué extraviada!
no hay una esperanza nueva que renazca en el día.
Simplemente esperas una apostilla nueva
para entonces verter otra como pago sagaz.
Me di cuenta de repente, que si no te miro, no miras
si no te escribo, no escribes.
Estás tan hueca por dentro, has perdido alegría.
Pero no eres la única que siente esos valores disipados,
hay muchos que los sienten del mismo modo caídos
Soy uno de ellos, en eso somos iguales.

CARLOS A. BADARACCO
4/10/12
(DERECHOS RESERVADOS