Marellia

Para hablarte esperanza

Probablemente vos y yo nos encontramos despúes de sentir que el alma se nos caía a pedazos,luego de comprobar que los sueños eran la realidad cotidiana dentro de un cajón vacío de esperanza.

 Así desnudos cual despojos de un invierno cubierto de escarcha nos sentamos a ver la luz, a recunstruir desde las cenizas un esqueleto y darle vida.

Nos frotamos las manos insuflando calor a la sangre, soplamos sobre el fuego apagado iniciando la llama de la esperanza, recogimos desde la nada el pequeño latido, el respiro suficiente para alzar el rostro al nuevo día.

Nadie sabe de nosotros, aún las persianas permanecen cerradas, las cortinas corridas sobre el manto cotidiano; pero estamos ahí y sentimos, sentimos la vida calentando las entrañas, el viento arrancando lágrimas de lo que pudo ser y no fue.

Gime el deseo largamente adormecido, las manos sin prisas, antiguas y sabias inician la caricia sobre la piel resquebrajada y fría.

Nutren de ternura los cuerpos en el ritual del encuentro piel a piel.  

Las desconocidas bocas se unen, libando, mordiendo, succionando; reconociendo en el otro la tristeza de este amor sin tiempo, sin edad, sin arrugas y sin prisas.

Nos amamos, aferrando la vida, arrañando la esperanza, somos el murmullo de las palabras de ayer, somos el hoy aguardando el mañana.