Silencio Sonoro

ALGUIEN TE PIENSA

¡Ay!, motivo de mis alegrías,

¡ay!, mi amor, ¿a dónde ibas

cuando pasaste por mi lado

y paraste a mirar mi vida?

 

Componiendo mis antojos

tus palabras me sorprendían

y puse mis ojos en tus ojos

y en tus ojos dejé mi vida.

Y mis heridas que ya no riego,

y cuanto te cantan mis rimas

y mis sueños, ¡ay!, querida,

los he puesto en tu vida.

 

Es capricho de Dios

que un ángel ponga sonrisas

en las pupilas de un soñador

que tu cariño perseguía.

Mi pensamiento constante,

- “alguien te piensa”- me decías -

y ya estabas segura que a cada instante

tu mirada de mi pecho era vigía.

 

Hay momentos en la vida

en los que uno piensa o imagina

un dulce camino, esa travesía

que le enseña la felicidad escondida.

Luego espera y, al no esperarlo,

de pronto le cae encima

un amanecer de fantasía

que ni en el mejor sueño cabía.

 

¿Cómo pretender esconder el sol?

¿Cómo hacer que una flor no crezca

si la riegas con tanto amor

que germinaría sobre una piedra?

¿Cómo? ¡Ay!, ¿cómo, amor?,

¿cómo harás para que no sueñe

si eres mi descanso y suerte,

si eres todo lo que me da color?

 

Y si no puedo estar sin verte,

si de ti nace el calor,

nace la realidad y la ilusión,

si por ti soy frágil y soy fuerte.

Canción alegre que es tu risa

y poema romántico tu mirada,

caricia dulce que de ti emana

es tu voz cálida y sin prisa.

 

Delicada, ¡ay!, delicada

como una bella rosa,

sensible, sensible y entregada

como la melodía más hermosa.

Aire fresco en mis pulmones

y oxígeno de mis venas,

en ti se pierde el mal y los dolores

y crece el amor sin fronteras.

 

Reina del cielo, cielo mío,

que en mis ojos te has hecho nido

donde vive la paz de los sentidos,

donde se acaba por siempre el frío.

Donde habita la dulzura

y el deseo de protegerte,

donde suena la fortuna

y el milagro de conocerte.

 

¿Serás siempre, ¡ay!, mi vida?

¿Serás en mi tú la caricia?

¿Serás cada día mi presente

y del futuro la semilla?

 

Quédate amor y destrocemos

los muros de los sueños,

pues cada día a tu lado

es el día más soñado.

¡Ay!, motivo de mis alegrías,

¡ay!, princesa de mis noches,

que por ti sueña mi vida

y se llena de emociones.

 

Mi alma te observa atenta

pues se llena de tu brillo,

y de la ternura se alimenta

y te llama con cariño.

Y te reza con entrega

que no te pierdas en el silencio,

que seas siempre esa hoguera

donde vive el amor y los sueños.