Eugenio Sánchez

VIEJO EUCALIPTO


Ahí estás viejo eucalipto al pie del camino,
prisionero entre pencas y bejucos,
sumido en el dolor de tu agonía,
con la huella profunda de los hachazos
que te dejó un leñador como regalo.

Tus ramas secas quedaron blanqueadas
con excretas de aves que se fueron
y arriba en lo alto de tu copa
juguetea el viento con un nido,
un viejo nido a punto de caer.

Se ensombrecen tus auroras,
tu piel escamosa se percude,
tus hojas te abandonan una a una
como cuando parten los hijos
y quedamos solos, muy solos.

Ya estás con un pie en la tumba
hasta imagino verte ya tendido,
la leña, que es lonja de tu cuerpo
haciendo una fogata en esta noche fría
y en ese rescoldo, abrigo mis manos que tiritan.

Los gusanos han socavado tus raíces
y te succionan el último nutriente.
Es tu final, como de todo ser viviente,
que nace, crece, se reproduce y muere,
porque la ley de Dios es inflexible.

Ya no estarás de pie cuando yo vuelva,
hasta tu sombra fiel se marchará contigo,
tu fresco aroma solo será recuerdo
y se oirá por siempre al pie del camino
el perenne eco de un silencio.

Eugenio Sánchez Bacilio  (Perú)