A. Martinez

Esa muchacha.

Esa muchacha me derrite el alma

y no hablo de fugaces pensamientos

hablo de arenas y de sal y espuma

de olas que me envuelven y se funden

sobre mi áspera epidermis

 

Hablo de voces vivas y cantos de alabanzas

de ecos repentinos que me acogen y levantan

por sobre torbellinos con olores azules

y colores transparentes

 

Hablo de sangre circunvalando el cielo

y un corazón iluminando el día

sobre campos de flores como labios

que sólo se preocupan de besar la brisa

 

Hablo de ella de ella de ella de ella

por si no han entendido de ella hablo

repetida mil veces en mis versos

interminable amor que no me alcanza